La cara norte de la muralla de Segovia estaba tapada por un manto de vegetación y era completamente inaccesible. Las actuaciones se encaminaron a crear un paso al pie de la muralla para asegurar una inspección adecuada y un mantenimiento eficaz.
Las obras han consistido en el desbroce, limpieza y nivelación de un camino de unos 1,20 metros de ancho a los pies de la muralla, en una distancia de 1 km. Posteriormente, se ha instalado un sistema de tablestacado para contener el paso creado, con un firme de gravas, geotextil y jabre en su acabado y una barandilla de protección de madera. Además, se han creado unos accesos al paso mediante rollizos de madera.
La intervención es completamente reversible y adaptada al entorno y al paisaje del monumento y ha permitido que las labores de mantenimiento sean eficaces en el entorno.